Varios estudios recientes subrayan el potencial curativo de la hormona melatonina administrada a pacientes con una fase avanzada de la infección con COVID-19. Hay incluso empresas que han empezado a fabricar preparaciones de melatonina para aplicación intravenosa, para pacientes en fases críticas de la enfermedad, incapaces de ingerir la hormona por la vía oral.
Jan Tesarik, director de la Clínica MARGen de Granada, asegura que “en medicina es mejor prevenir que curar”. El científico recuerda que “la melatonina pudo salvar vidas en fases terminales de diferentes enfermedades virales precedentes, como SARS, MERS o gripe aviar”.
“Sin embargo un tratamiento con la melatonina, en dosis más bajas (5-10 mg/día para un adulto) podrían tener un efecto preventivo o, por lo menos atenuante, en personas expuestas al riesgo de infección o en las ya infectadas, asintomáticas o con problemas leves. Esto podría reducir el número de personas que precisan ser ingresadas en las unidades de cuidado intensivo, y así aligerar la presión actual sobre la capacidad de hospitales españoles.”