Uno de los símbolos de todo farmacéutico que se precie, es llevar una bata blanca y reluciente y, a poder ser, lo mejor planchada posible, la bata blanca está asociada a profesionales sanitarios, nos muestra pureza y asepsia, es decir, limpieza e higiene. Entrar en una farmacia y que el personal no lleve uniforme es una imagen casi imposible de encontrar en España, no así en otros países como Inglaterra, donde no existe un determinado código en uniformes de farmacia.
El uso de la bata blanca va unida al desarrollo de la medicina. A principios del siglo XIX la medicina no estaba considerada como la ciencia tal y como la conocemos hoy en día. La capacidad curativa de los médicos era, cuánto menos, dudosa. Los médicos vestían de negro y generaban desconfianza. Los pacientes no los querían ni ver por su asociación con la muerte.
Según fue desarrollándose la medicina, se observó como el ambiente que rodeaba al paciente era crucial en su curación. Unas condiciones de higiene adecuadas eran la diferencia entre la curación o el fallecimiento del paciente, hábitos como la esterilización e higiene de las zonas de trabajo dieron como resultado la aparición de la ropa blanca. Tal es la importancia que se le da a este símbolo que, en algunas universidades de medicina, a los estudiantes que finalizan sus estudios, se les honra con una ceremonia llamada: “Ceremonia de imposición de la bata blanca”
Este símbolo, se trasladó al resto de profesiones sanitarias, entre ellas la farmacéutica. Nos hemos acostumbrado a que nuestros clientes nos identifiquen con esta prenda. de hecho, es frecuente no reconocer a el farmacéutico si le vemos fuera de la farmacia sin bata o su uniforme corporativo.
Respecto a la obligatoriedad, son las comunidades autónomas las que regulan la actividad en las oficinas de farmacia, y en la mayoría como por ejemplo en Castilla y León o en el Principado de Asturias se establece que “los farmacéuticos y demás personal que presten servicios en la oficina de farmacia, deberán utilizar, durante el ejercicio de sus funciones, un distintivo que identifique su categoría profesional y que será claramente visible por los usuarios”. Pero no se establece la obligatoriedad de vestir un determinado tipo de prenda.
Sin embargo, el Convenio de Oficinas de Farmacia, sí que dice en su artículo 46 que “el uso del uniforme tendrá carácter obligatorio”. En este sentido, las farmacias afectadas por el convenio deberán entregar a su personal “dos batas de trabajo, así como un par de calzado adecuado”.
Toda situación tiene dos caras, y este tema no iba a ser menos. Hay ocasiones en las que la bata blanca supone una brecha entre el paciente y el profesional. Un alto porcentaje de pacientes sufre lo que se ha venido a denominar como “síndrome de la bata blanca”. Este tipo de pacientes, ante una bata blanca, padecen síntomas del tipo sudoración, taquicardia e hipertensión arterial. De ahí que haya un sector crítico de la sociedad que cuestione el uso de este tipo de indumentarias.
Lo que es un hecho es que la bata blanca se ha convertido en un símbolo asociado a la profesión y que, en los últimos tiempos, ha evolucionado de manera notable, al igual que el calzado en este sentido, los zuecos sanitários son los más utilizados.
Hoy día es muy normal encontrarse farmacéuticos uniformados con distintos modelos y colores que van acorde con la estética de la farmacia. Son un símbolo más de la marca que quieren reflejar. Un detalle que se debe mimar y cuidar para dar un voto más de confianza a los pacientes.