La Federación Internacional Farmacéutica (FIP), que agrupa a más de cuatro millones de farmacéuticos en 153 países, celebró a finales de agosto en Copenhague su Consejo anual, coincidiendo con el 83º Congreso Mundial de Farmacia. En el encuentro, que tuvo lugar los días 30 y 31 de agosto, se aprobaron varias declaraciones políticas que marcarán el rumbo de la profesión en los próximos años.
Entre los temas centrales destacaron la integración de la inteligencia artificial en la práctica farmacéutica, el papel del farmacéutico en el autocuidado y en la lucha contra las enfermedades no transmisibles, así como la necesidad de avanzar hacia una atención farmacéutica personalizada.
Inteligencia artificial: apoyo, no sustituto
La FIP subraya el valor de la IA y otras tecnologías digitales para optimizar la asistencia: desde el análisis predictivo y la gestión de medicamentos, hasta la automatización de tareas administrativas. Según la organización, herramientas como el aprendizaje automático, la IA generativa, los modelos lingüísticos o la robótica ofrecen una gran oportunidad para modernizar la farmacia y hacerla más eficiente y personalizada.
No obstante, también advierte de los riesgos: información inexacta, sesgos, carencia de contexto o falta de verificación. Por ello, insiste en que cualquier proceso que involucre IA debe estar bajo la revisión y validación de un farmacéutico. Además, reclama que la formación en farmacia incorpore contenidos de salud digital, ética y análisis de datos para que los profesionales estén preparados.
La Federación también pide a los gobiernos una regulación clara y sólida que garantice el uso seguro y ético de estas herramientas, siempre colocando al paciente en el centro.
Farmacéuticos y autocuidado
La FIP considera que los farmacéuticos, por su cercanía y accesibilidad, son aliados clave para promover el autocuidado responsable. Para potenciar su rol, solicita que los Estados inviertan en formación continua, proporcionen recursos adecuados en áreas rurales y reconozcan económicamente estos servicios.
El objetivo es que los farmacéuticos puedan apoyar a los ciudadanos en la toma de decisiones informadas y que sus intervenciones en autocuidado se integren en las políticas públicas de salud.
Enfermedades no transmisibles
La organización internacional también centró su atención en patologías como el cáncer, la diabetes, las cardiovasculares, las respiratorias crónicas o los trastornos de salud mental. Según la FIP, los farmacéuticos son esenciales para la detección precoz, la educación sanitaria, la revisión de tratamientos y el seguimiento de pacientes, contribuyendo a prevenir complicaciones y reducir la mortalidad.
Para reforzar este papel, propone el uso de registros electrónicos y dispositivos de monitorización que faciliten la labor asistencial. Además, insta a los gobiernos a integrarlos en las estrategias nacionales de salud y a asegurar su remuneración justa. A la industria farmacéutica, por su parte, le reclama garantizar acceso a tratamientos asequibles, invertir en investigación y mantener el suministro de medicamentos esenciales.
Atención centrada en el paciente
Otra de las declaraciones aprobadas apuesta por una atención farmacéutica que se base en un proceso integral: recopilar información, evaluar la situación del paciente, diseñar e implementar el tratamiento y hacer seguimiento. Para lograrlo, es imprescindible una relación de confianza, confidencialidad y colaboración entre profesionales de la salud.
La FIP añade que la atención moderna debe apoyarse en salud digital, medicina personalizada, farmacogenómica e inteligencia artificial, ampliando así la capacidad de los farmacéuticos para adaptar tratamientos a cada individuo.
Resistencia antimicrobiana
Además, se presentó la Declaración de Copenhague sobre resistencia a los antimicrobianos, mediante la cual la FIP refuerza su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas en este ámbito. La firma oficial tuvo lugar el 1 de septiembre, con la participación de representantes de organizaciones miembro, incluida la delegación española.
La participación española
España tuvo una presencia destacada en el Congreso gracias al Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, encabezado por su presidente Jesús Aguilar. También participaron la vicepresidenta de la FIP, Raquel Martínez, y la tesorera del Consejo, Rita de la Plaza.
Entre las iniciativas presentadas por la delegación española sobresalió el proyecto “Escuelas rurales de salud mental”, junto con otras experiencias enmarcadas en la Estrategia Social para la Profesión Farmacéutica, como el estudio La salud mental en España o la campaña sobre la soledad no deseada.
Asimismo, España estuvo presente en cinco pósteres científicos que reflejaron la innovación de la farmacia nacional: desde el primer Mapa de Servicios Farmacéuticos, hasta proyectos europeos como MedSRI, orientado a la notificación de desabastecimientos de medicamentos.
Con estas aportaciones, la farmacia española reafirmó su papel como referente internacional en la evolución de la práctica asistencial.