A pesar de las cifras positivas, son tiempos de cambio, la industria farmacéutica está obligada a hacer más descuentos a los pagadores. La necesidad de la farmacia comunitaria de encontrar vías para ser sostenible, no es una preocupación sólo española. El entorno internacional, tiene las mismas inquietudes ante la pérdida de productos nuevos en favor de los hospitales, el comercio electrónico o los cada vez más contenidos presupuestos públicos.
La receta y la dispensación que lleva aparejada, ya es sólo una pequeña pieza del rompecabezas, mientras que el pago por servicios añadidos debería ser la fórmula que se acabe imponiendo.
Como el entorno es bastante complicado, y la remuneración por servicios no depende estrictamente de los propietarios de farmacias, se deben barajar otros factores, la inteligencia artificial lo va a cambiar todo, la tecnología, que ha explotado en los últimos cinco años, va a ser uno de los factores de impacto más influyentes en las farmacias.
Lo que trasladan los expertos es que, aunque desaparezcan roles tradicionales de las farmacias, el farmacéutico comunitario está en una posición privilegiada para ocupar nuevos espacios que se están creando o están por crear.
Aplicaciones móviles, los datos que arrojan las pulseras de actividad o las prestaciones de salud que ya ofrecen los altavoces inteligentes pueden ser un asunto del farmacéutico comunitario si se actualiza y decide convertirse en el gestor de los datos de salud de los usuarios y pacientes. El farmacéutico está en una posición privilegiada para asumir esta tarea, por la cercanía con los usuarios pero también por la confianza que le tienen.
Interpretar los datos que recabe la tecnología, es el nuevo horizonte de la farmacia- Los expertos recomiendan especializarse en la inteligencia artificial en salud como vía a experimentar en el futuro farmacéutico