Una Farmacia con mucha historia en Madrid

Reina-Madre-Farmacia

Situada en el número 59 de la calle Mayor, entre el mercado de San Miguel y la Plaza de la Villa se encuentra esta espectacular farmacia

La farmacia Reina Madre se fundó en 1578 por un  alquimista veneciano en la calle Sacramento. Le debe su fama a Francisco I, que encerrado en la Torre de los Lujanes se proveía de aquí de sus medicamentos. Más tarde fue la farmacia referente de Felipe V que por miedo a los envenenamientos, no confiaba en los farmacéuticos del Alcázar de Madrid, y era  este establecimiento quien le suministraba los fármacos que necesitaba.

Fue Felipe V quien concedió el escudo oficial a la botica y el nombre de Reina Madre. A ella acudieron con frecuencia sus dos mujeres. María Luisa de Saboya, para quien fabricaban una pomada especial, y la segunda, Isabel de Farnesio, también clienta habitual.

El despacho al público está presidido por un mostrador de caoba labrada con adornos de ángeles y una serie de dibujos geométricos que limitan un relieve donde destaca el nombre «Reina Madre». En los laterales se aprecian dos paneles de azulejos donde aparecen dos fechas, una de la fundación, y la de 1914 del traslado de la farmacia desde la calle Sacramento hasta la calle Mayor. Se trasladó en su día toda la estructura intacta y el  anterior edificio se derrumbó por razones socioeconómicas.

Entre sus curiosidades encontramos un frasco con polvo de extracto de momia que se usaba para la gangrena y en los otros frascos más antiguos donde se guardan sustancias de la época,. Se conservan recetas antiguas, una de ellas de Miguel de Cervantes, recetas de sustancias de opiáceos o fórmulas de pomadas. También conserva parte del antiguo mobiliario como antiguas básculas para pesar a los bebés o una caja registradora

Se rumorea de la existencia de un pasadizo subterráneo que conecta la farmacia con el Palacio Real por el cual se suministraban los medicamentos a la realeza, dicen que por aquí escapó el famoso bandido Luis Candelas. Hoy el túnel está tapiado, pero se puede ver la trampilla de acceso.

Fue un orgullo para nosotros acompañar a los nuevos titulares de un local tan singular  en su adquisición y sabemos que formamos parte de la historia de Madrid y sus establecimientos más antiguos.

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