El Gobierno está considerando la posibilidad de impulsar nuevas farmacéuticas con participación público-privada, siguiendo la estela del proyecto piloto Terafront. Esta iniciativa parece haber obtenido una valoración positiva en el Ejecutivo, ya que su modelo se ha incluido en el borrador de la Estrategia de la Industria Farmacéutica, presentado recientemente al Consejo de Ministros.
El plan estratégico tiene como objetivo fomentar el desarrollo de terapias avanzadas y medicamentos innovadores, además de facilitar su transferencia al sector productivo. Entre las herramientas propuestas destacan la compra pública de innovación y la creación de sociedades mercantiles mixtas, como la propia Terafront.
El documento también abre la puerta a expandir esta estrategia mediante alianzas y colaboraciones público-privadas para desarrollar tecnologías sanitarias innovadoras dirigidas al Sistema Nacional de Salud (SNS).
Terafront, creada en marzo pasado, es el primer laboratorio público-privado en España. Surgió gracias a una inversión inicial de 74,86 millones de euros, aportados en un 49% por el Estado (36,68 millones) y el resto por las farmacéuticas privadas Rovi e Insud Pharma, que poseen un 25,5% cada una. Según las previsiones, el capital podría incrementarse hasta los 220 millones, dependiendo de las necesidades de los proyectos futuros.
La dirección del laboratorio está a cargo de Lucas Sigman como presidente y Juan López-Belmonte como consejero. También participan representantes de la administración pública, como Javier Pérez Torrijo, secretario del Centro para el Desarrollo Tecnológico e Innovación (Cdti), y Dolores Calderón Pérez, experta en biotecnología y tecnologías de la salud. Además, Juan Abarca, presidente de HM Hospitales, forma parte del consejo.
En esta etapa inicial, Terafront se encuentra seleccionando moléculas con potencial para producción industrial. Su objetivo es lanzar al mercado sus dos primeros tratamientos de terapias avanzadas en 2027.